Des-eraikitzen

¿Cómo asegurar los materiales resultantes de la reutilización?

Para que las aseguradoras acepten acompañar un proceso de reutilización y puedan garantizar el uso de materiales de segunda mano, hay que convencerlas del rigor de trabajo en cada fase del procedimiento. El diagnóstico de recursos es aquí de gran importancia, así como una deconstrucción cuidadosa y documentada. En general, es fundamental la recopilación de información sobre los materiales, su trazabilidad, pero también la calificación o evaluación de las prestaciones técnicas de los materiales y productos reutilizados. Esto puede requerir la experiencia de un ingeniero o de un centro de investigación, aunque esta opción no debería necesariamente sistematizarse. Existen en Euskadi varios centros privados, así como un Laboratorio de Control de la Calidad en la Edificación (Departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda del Gobierno Vasco). En cuanto a la recogida de información, el proyecto arkiMAT de colección física y virtual de materiales de construcción, llevado a cabo por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad del País Vasco, es una fuente interesante. La idea de un pasaporte digital para los productos de construcción va en esta dirección.

Por otra parte, un proceso de deconstrucción o reutilización más enmarcado podría simplificar los procedimientos. Si cada obra es diferente y parece por el momento seguir siendo relativamente experimental, la existencia de un protocolo de desmontaje y de reacondicionamiento podría, por ejemplo, proporcionar una base de trabajo común para deconstructores y aseguradores. En cuanto a la reutilización, los materiales de segunda mano pertenecerían a una categoría particular de productos no armonizados, no cubiertos o no totalmente cubiertos por una norma armonizada y, por tanto, no estarían sujetos a una obligación de marcado CE. El texto de referencia en este ámbito sigue siendo el reglamento europeo de 2011. Por lo tanto, tratándose de materiales de secunda mano, cualquier marcado CE tiene un carácter voluntario (es el caso por ejemplo de un proveedor danés de ladrillos reutilizados). Quizás más fácil de obtener, un label “Reutilización”, que acredite el rigor de la deconstrucción, entre otros el origen de los materiales, podría ser un argumento adicional para las aseguradoras. Ya se han realizado algunos experimentos sobre este tema (ver un artículo en el blog adokin.eu).

Una lógica de uso en cascada, en la que los materiales de segunda mano pasarían a otra categoría de materiales con restricciones de uso reducidas, también puede ser una forma de adaptar la reutilización a su entorno normativo (ejemplo de una viga de madera transformada en mesa o banco) y de facilitar así el trabajo de las aseguradoras. También debe considerarse una adaptación de las normas a las especificidades de los materiales resultantes de la reutilización. En este caso, se podría imaginar un grado de exigencia menor respecto a determinadas categorías de materiales. La lógica en acción en determinadas obras de restauración (donde el carácter patrimonial de un elemento prima sobre otros aspectos) podría aplicarse también, en casos muy específicos, a la reutilización.

Por último, el proyecto europeo FCRBE (Interreg NWE), entre otros documentos sobre la reutilización de materiales, publica una serie de casos de estudio en los que se han eliminado los obstáculos relacionados con los seguros, que afectaban a los materiales de segunda mano. En este caso también sería apropiado adaptar los diferentes casos a los materiales y al contexto particulares de nuestro territorio.

Comparte esta entrada