Al leer el expediente de demolición del almacén que hemos visitado en Donostia, nos parece importante subrayar los siguientes puntos:
- Aunque el expediente tenga en cuenta el reciclaje y/o la reutilización de algunos elementos, se trata sobre todo de la revalorización del hormigón o de ladrillos para terraplenado. Parece difícil hablar en este caso concreto de reutilización, ya que ésta, según la directiva europea 2008/98/CE relativa a la gestión de residuos, es «una operación mediante la cual productos o componentes que no sean residuos se utilizan de nuevo con la misma finalidad para la que fueron concebidos». Este tipo de valorización para terraplén, tiene como resultado un producto de valor inferior (el terraplén) al producto inicial (el ladrillo o el hormigón). En este caso hablaríamos de downcycling o infrarreciclaje.
- Para poder hablar de reutilización, la manera más sencilla sería que la estructura de hormigón se mantuviera en su lugar para la reutilización del espacio, una vez que se hubiera realizado el trabajo de desamiantado y deconstrucción. En cuanto a la estructura metálica, podría considerarse la posibilidad de una deconstrucción seguida de una reconstrucción. Estas opciones deberían ser objeto de un estudio de viabilidad.
- Algunos elementos serán revalorizados (como chatarra de fundición) o reciclados (el vidrio por ejemplo). Aunque a diferencia del vidrio, la valorización del metal no conlleva un coste excesivo, es una lástima que elementos como las cerchas metálicas que soportan la cubierta se pierdan. Más allá de las cuestiones patrimoniales, recordar que la jerarquía europea de tratamiento de residuos (directiva europea 2008/98/CE), coloca la reutilización por encima de otros tipos de valorización.
- Muchos de los elementos, sin embargo, no serán revalorizados: la madera, el material sanitario (la loza sanitaria) o los elementos eléctricos por ejemplo. En estos lotes hemos detectado diferentes materiales susceptibles de ser reutilizados.
- Aunque el volumen o el peso global de residuos tratados parece superior al volumen o al peso de los materiales que podrían ser reutilizados, conviene compararlos en términos de valor de cambio generado. Los tipos de valorización propuestos, aunque no conlleven siempre un sobrecoste, crean poco o ningún valor de cambio, contrariamente a lo que permitiría la reutilización. Desde este punto de vista, y a modo de ejemplo, la reventa, incluso a bajo precio, de una luminaria fácilmente accesible y desmontable, parece más ventajosa que la valorización en terraplenes de grandes cantidades de hormigón.